El director griego Yorgos Lanthimos es uno de los autores de más definida personalidad de cuantos trabajan en el cine contemporáneo, con una serie de obras fácilmente reconocibles por su forma de trabajar, con películas en las que priman tanto la originalidad de los temas propuestos como la forma singular de afrontar la realización, cosa que ya fue posible comprobar hace un par de años con su anterior trabajo, Langosta.
Ahora, afincado en el seno del cine británico, vuelve al Cine Club Chaplin con una nueva propuesta que sigue la línea de sus anteriores películas. El sacrificio de un ciervo sagrado tiene como punto de partida un ambiente familiar sosegado y sin sobresaltos, que va a sufrir una alteración, en principio inocua, cuando deciden hacerse cargo de un niño sin padre al que procuran integran en el grupo familiar algo que, en principio, no debería ofrecer especiales problemas. Pero los hay. Surgen cuando el padre, un eminente neurólogo, observa que sus hijos contraen una enfermedad para la que no parece haber explicación. Ahí es donde el arte de Lanthimos encuentra su mejor apoyo al entrar abiertamente en la historia con un lenguaje cinematográfico en el que irá ofreciendo las claves simbólicas que ayudan a comprender la trama de la película.
El sacrificio de un ciervo sagrado tiene una duración de 121 minutos y podrá verse este miércoles, día 21, en la Sala Cinco de Multicines Odeón, en versión original con subtítulos en español.