Historia del cineclub "Chaplin"

El cineclub Chaplin proyectó su primera película el 18 de octubre de 1971, va para 50 años. En Cuenca se habían realizado ya por lo menos otros dos intentos anteriores para formar un Cineclub, como fórmula adecuada para satisfacer los deseos de unos aficionados que no encontraban en la programación comercial respuesta a su interés por un cine diferente, creativo, nuevo, arriesgado, vinculado a los problemas concretos del ser humano y no solo como medio de entretenimiento escapista.

Cuenca formaba parte del grupo de ciudades españolas maltratadas por la distribución cinematográfica. A pesar de que la ciudad llegó a disponer de cuatro salas de exhibición –Alegría, España, Xúcar y Avenida- además de otras tres de verano, al aire libre -Palmeras, Garcés, Terraza Xúcar- haría falta un grueso volumen para recoger el listado completo de las películas que no llegaron nunca a proyectarse en la ciudad.

Desde 1964 se encontraba abierta y en plena actividad la Casa de Cultura, dirigida desde el primer día por Fidel Cardete, que además de impulsa, como objetivo fundamental, la biblioteca pública, estableció una interesante línea de apoyo a otras entidades asociativas que pudieran promover diferentes actividades, entre ellas la exhibición cinematográfica y de esa manera convenció a un grupo de personas aficionadas al cine para desarrollaran esa idea.

La primera reunión encaminada a dar forma al proyecto tuvo lugar el 6 de octubre de 1971. Ese día se eligió una junta gestora para realizar los trámites burocráticos y elaborar los estatutos. El 15 de octubre se celebró la primera asamblea y se eligió una junta rectora mientras se abría un plazo de inscripciones de socios. La respuesta fue tan positiva que en poco tiempo el grupo inicial se encontró con fuerzas para iniciar las proyecciones.

La Casa de Cultura disponía en esos momentos de un proyector cinematográfico de 16 mm. y en ese formato, reducido, empezó la actividad del cineclub, el 18 de octubre de 1971, con la proyección de Peppermint frappé (Carlos Saura), a la que siguieron el día 26 Una historia inmortal (Orson Welles), con un cortometraje previo, Retrato de Orson Welles y el 2 de noviembre, Corredor sin retorno (Samuel Fuller). Estas tres primeras sesiones fueron seguidas con especial interés, pero también con una sensación insatisfecha a causa de las deficientes condiciones en que se estaba haciendo la proyección. El remedio fue conseguir del ministerio la cesión de un proyector de 35 mm. lo que obligó a una pequeña interrupción en las proyecciones en tanto se montaba el nuevo equipo..

Superadas estas leve contingencias, el cineclub reanudó su actividad, proyectando el 30 de noviembre El barón fantástico (Karel Zeman), e iniciando así la programación que, con algunos altibajos, llega hasta hoy.

Desde el principio, el cineclub implantó varias costumbres que se han mantenido firmes a lo largo del tiempo, algunas con leves alteraciones. Por ejemplo, ofrecer siempre un documento informativo sobre la película de cada jornada. En las primeras semanas era una sencilla hoja impresa con la legendaria técnica de la multicopista, que se completó, en febrero de 1972, con la edición de nuestro primer folleto conteniendo toda la programación de los siguientes meses y que se fue completando con otros monográficos, como el dedicado al ciclo “Comienzos del cine” u otro para el “Cine de Checoslovaquia”. Ese mecanismo informativo conoció un destacado revulsivo cuando en enero de 1978 ampliamos el formato para incorporar también más datos técnicos y un más amplio comentario de la película de cada día. Eso sí, con una característica constante (en la que apenas si se registran un par de excepciones): la portada se dedica siempre a la figura enorme que nos da nombre, Charles Chaplin. A él personalmente o a alguna de sus películas.

Otro principio esencial, implantado en los inicios y mantenido con firmeza hasta hoy es el de ofrecer las películas extranjeras en versión original subtitulada. En cambio se ha perdido por completo el histórico sistema, congénito a los cineclubs, de la presentación de la película y el coloquio final al término de la proyección. Varios de los fundadores se repartían ese papel semanal, que con el paso del tiempo fue decayendo hasta desaparecer por completo.

El Cineclub se sentía fuerte y consolidado y por ello empezó a ampliar horizontes, convocando la celebración del I Certamen de Cine Aficionado. Las sesiones comenzaron el 4 de octubre de 1973, con la participación de 27 películas inscritas y que fue seguida de una segunda edición, con 40 títulos a concurso, al año siguiente, pero como los resultados no parecieron muy satisfactorios, se desechó continuar adelante.

La Casa de Cultura hubo que abandonarla después de varios años porque el sistema de proyección había quedado obsoleto y el centro no tenía posibilidad de cambiarlo por otro mejor, de manera que el 1 de marzo de 1977 nos trasladamos a la sede de la entonces flamante Caja de Ahorros de Cuenca y Ciudad Real, en cuyo salón del parque de San Julián permanecimos hasta que el 5 de octubre de 1979 hicimos las maletas para ocupar semanalmente el cine Avenida, con cuyos responsables las relaciones no siempre fueron fáciles porque, dependiente de la Iglesia, no se sentían a gusto con algunos de los títulos que proyectábamos, de manera que el 4 de junio de 1981, con la proyección de El árbol de los zuecos (Ermanno Olmi), comenzaron las sesiones en el Cine Xúcar, con estancia también breve en esta primera etapa, ya que el 3 de diciembre de 1982 abandonamos este ya legendario coliseo para volver a la Casa de Cultura, en lo que fue un no bien comprendido paso atrás, corregido el 7 de febrero de 1985, con un nuevo paseo de retorno a la Caja de Ahorros.

En ese momento se produjo la crisis más importante que ha padecido el Cineclub. En un momento dado, y sin explicaciones de ningún tipo, la Junta Directiva se encontró impotente para superar algunas dificultades (disminución del número de socios, escasez económica) y de la noche a la mañana se tomó la decisión de suspender las sesiones y liquidar la misma existencia del Cineclub.

Era la primavera de 1986. Al primer desconcierto general sucedió, en las semanas siguientes, la reacción contraria, en la que empezaron a participar varios socios de la primera hora junto con otras personas de incorporación más reciente e incluso algunas de nueva afición. De esa forma, se llegó a la formación de una junta gestora para intentar promover la recuperación del Cineclub. Se consiguió con relativa facilidad y una gran dosis de entusiasmo, de manera que el 6 de noviembre de 1986, con la proyección de La balada de Narayama en el salón de la Caja de Ahorros, reaparecía el Cineclub. La recuperación fue tan positiva que nuevamente volvieron a llegar más socios que hicieron insuficiente la sala por lo que se volvió nuevamente al Xúcar el 16 de septiembre de 1987 y allí estábamos, proyectando con normalidad y sin especiales problemas, cuando surgió un sobresalto inesperado que vino a introducirnos en una dimensión hasta entonces desconocida.

Un buen día, sin previo aviso, sin contar con nadie ni informar públicamente, la empresaria que gestionaba el ya viejo cine-teatro, el único que aún permanecía abierto en la ciudad, decidió cancelar la actividad y cerrar las puertas. De la noche a la mañana, Cuenca se quedó sin cine. Aunque no era directamente un problema del Cineclub, se produjo una reacción audaz: se llegó a un rápido acuerdo con el Ayuntamiento y con la empresa propietaria del Xúcar: el Cineclub asumía la gestión íntegra del local, manteniendo la programación diaria además de nuestra propia sesión semanal, en tanto desde el municipio se promovía la construcción de un nuevo local, ahora ya en la forma moderna de Multicines. De esta manera, sin comerlo ni beberlo, nos vimos convertidos en empresarios cinematográficos y cumplimos el objetivo: Cuenca no se quedó sin cine en esos meses.

El 18 de diciembre de 1992 cerró definitivamente sus puertas el veterano Teatro-Cine Xúcar y con ese motivo organizamos una sesión especial, entre festiva y nostálgica, que dio cabida a la danza, el teatro y el cine, los tres grandes sectores de actividad cultural que habían ocupado la vida del último coliseo existente en Cuenca

El 23 de diciembre de 1992, el Cineclub presentó en Multicines Cuenca la primera película de su nueva etapa: Amor a una extraña (Neil Jordan). Hasta hoy. Las innovaciones introducidas posteriormente tienen que ver con el progresivo aumento en el número de socios, que dejaban insuficiente la sala, por lo que se estableció una segunda sesión y más adelante una tercera, con periodos en los que se ha interrumpido la admisión de nuevos socios, al bordear el número total unos límites comprometidos.

En ese cómodo desarrollo se puede anotar el acuerdo adoptado el 5 de junio del año 2000 de otorgar la insignia de oro del cineclub al director Pedro Almodóvar, uniéndonos así a los actos de homenaje tributados a quien, al día siguiente, sería investido doctor honoris causa por la Universidad de Castilla-La Mancha a través de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. La segunda insignia de oro se entregó el 15 de noviembre de 2002 a otro prestigioso director, José Luis Boráu, en este caso con motivo de celebrarse la sesión número 1000 del cineclub, en la que se proyectó su película Leo, estando él presente, formando programa doble con la ya mítica Muerte en Venecia, de tan destacado protagonismo en los arranques de nuestra historia.

Parecía que todo discurría por los cauces más tranquilos y ordenados, sin especiales inquietudes, cuando surgió una inesperada que nos hizo temer la vuelta a una situación anterior ya comentada. Era el mes de mayo del año 2012 cuando la empresa gestora de los Multicines, Alta Films, propiedad de quien entonces era el presidente de la Academia del Cine, Enrique González Macho, decidió abandonar su presencia en Cuenca, cerrando las salas. Nuevamente el Cineclub salió al quite y de inmediato pudimos llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento, a cuya propiedad revertía el inmueble, construido sobre suelo público, para continuar desarrollando allí nuestras sesiones, corriendo el Cineclub con los gastos derivados de esa utilización.

El 7 de marzo de 2014 una nueva empresa, que rebautizó las salas como Odeón, inició su actividad y tampoco hubo problemas para llegar con ella a un rápido acuerdo para garantizar nuestra presencia semanal, en la Sala Cinco, y con la incorporación de una notable novedad: la digitalización del sistema de proyección, que llevaba consigo la cancelación del histórico celuloide en 35 mm. que nos había acompañado desde los tiempos fundacionales.

El año 2016 fue especialmente movido en cuanto a iniciativas del Cineclub. Al terminar la temporada se presentó el primer número de la revista Tiempos modernos, bautizada así en recuerdo de la histórica figura que da nombre al Cine Club, Charles Chaplin. Desde entonces, cada año, la temporada termina con la aparición de un nuevo número que, por un lado, tiene carácter informativo, como resumen de la actividad ordinaria y por otro incluye artículos de contenido cinematográfico.

El 1 de septiembre de 2016 la Junta Directiva tomó el acuerdo de proponer al Ayuntamiento que se dedicara una calle a Juan Antonio Bardem, incluso sugiriendo cual podría ser, el callejón de Santo Domingo, con ocasión de cumplirse 50 años de la realización de su película Calle Mayor.

En una reunión anterior de la Directiva se había estudiado la posibilidad de recuperar la Semana de Cine de Cuenca, que tras 18 años de celebración se organizó por última vez en el año 2005, al perder el apoyo institucional imprescindible para encontrar la financiación adecuada. La respuesta fue satisfactoria y con las promesas de esos apoyos pusimos en marcha los mecanismos necesarios para que en noviembre de ese año 2016 volviera a tomar forma la Semana de Cine, en su número 19, actividad que ha continuado desarrollándose hasta estos momentos.

En la asamblea general de 2014, entre las iniciativas aprobadas figuró la de gestionar la organización de alguna excursión de interés cinematográfico con destino a algún festival de cine, facilitando la asistencia de los socios que lo deseen. Desde la directiva se hicieron los estudios y gestiones necesarios con el feliz resultado de organizar en el otoño de 2016 un viaje al festival de cine de Valladolid, experiencia desarrolla con sumo interés, lo que animó a repetirla en

La experiencia se ha repetido en el año 2017, en este caso con una excursión, en la que participaron otros 60 socios, al Festival de Cine Europeo celebrado en Sevilla, mientras que en la primavera de 2019 el destino elegido ha sido el Festival de Cine de Málaga. Además, se han realizado dos viajes de interés provincial, uno a Uclés y otro a Belmonte, con visitas guiadas informativas sobre su uso como espacio cinematográfico.