Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne realizan un tipo de cine fácilmente reconocible, con el que han logrado asentar un sólido prestigio durante los últimos treinta años, desde que realizaran La promesa en 1996, un cine que se caracteriza especialmente por un compromiso social que estos hermanos belgas han llevado a la pantalla de una forma sistemática y coherente. Es lo que ocurre con la película que esta semana llega al Cineclub Chaplin, Tori y Lokita, en torno a dos seres humanos, una adolescente y un niño, ambos africanos, llegados al país en que se asientan las instituciones comunitarias, en busca de eso tan aparentemente sencillo que es una oportunidad para sobrevivir. Ambos están solos, sin más familia y emprenden una singular aventura, contra las circunstancias y contra la ciega burocracia oficial, amparados solo en su amistad, para conseguir encontrar esa oportunidad de supervivencia que ponga fin a sus penurias. Tori y Lokita es cine social, comprometido, humano, muy humano, sin demagogia. La película tiene una duración de 89 minutos y podrá verse en el Cineclub Chaplin este miércoles, 8 de febrero, en versión original subtitulada, en la Sala Cinco de Multicines Odeón Cuenca, a las 17, 19,30 y 22 horas.