El condado chino de Pei, en Peixian, vive bajo la administración de un reysalvaje y peligroso. A pesar de haber demostrado su valía en el campo debatalla, el comandante de su ejército se ve forzado a emplear toda clase deestratagemas para poder sobrevivir a las traiciones que se suceden en lacorte, incluso creando un doble, que es capaz de engañar al mismísimo rey ya sus enemigos.
Título original: Ying.
Nacionalidad: China.
Director: Zhang Yimou (2018).
Guión: Li Wei,Zhang Yimou.
Fotografía: Zhao Xiaoding.
Música: Lao Zai.
Actores: Deng Chao (comandante Jing), Sun Li(mujer del comandante Yu), Zheng Kai (rey dePei), Qianyuan Wang (capitán Tiang), XiaotongXiaotong (El príncipe), Lei Lun (Ping), Jun Hu(general Yang)
Duración: 116 minutos
Versión original con subtítulos en español.
A pocos cineastas actuales hemos prestado tanta atención comoa Zhang Yimou (Xi’an, 1950), el director de Sombra (2018), lapelícula que hoy exhibimos en nuestra pantalla. Ya desde su ma-gistral ópera prima, Sorgo rojo(1987), y entre los años 1989 y2012, en el Cineclub hemos podido ver, además del citado filme,buena parte de lo mejor y más granado de su producción; asaber: Semilla de crisantemo(1990), La linterna roja(1991),Qiu Ju, una mujer china(1992), ¡Vivir! (1994), La joya deShanghai(1995), El camino a casa(1999), Happy Times(2000),Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos(2009) yAmor bajo el espino blanco(2010). En consecuencia, no vamosa desgranar la semblanza de un director de sobra conocido portodos los aficionados. Únicamente apuntar que, de las tres gran-des líneas que se aprecian en el cine de Yimou, es decir, una pri-mera intimista, cercana, muy sólida en su narrativa, emocionantey con gran fuerza visual, que sirvió para apuntalar su prestigiocomo el mejor embajador del actual cine chino; una segunda enla que explora otras posibilidades narrativas con ejercicios deestilo más apegados a la contemporaneidad, y una tercera, tre-mendamente esteticista, en la que reivindica la cultura y la filo-sofía chinas, las artes marciales y el «wuxia» clásico (lo que paranuestra cultura occidental, simplificando mucho, vendría a serla «novela de caballerías»), de estas tres líneas, digo, Sombra,tras la estupenda La casa de las dagas voladoras (2004) y elfiasco de La Gran Muralla(2016), es su más acabada y mejoraportación, en muchos años, a esta última faceta suya. Sombra,que para muchos críticos tiene una potencia visual hipnótica, esen definitiva un filme bellísimo que no se conforma solo con laplasticidad coreográfica de las escenas de acción, en las queYimou «caligrafía» con destreza de maestro un lienzo clásicocon técnicas modernas, sino también una tragedia sobre la am-bición política (en la China feudal) y sobre el interesante temadel doble, el de aquel que simula ser quien no es y ha de vivir lapermanente contradicción entre su yo verdadero y su sombra.Una tragedia, por otra parte, en la que no faltan los temas clási-cos (Shakespeare siempre presente) como el amor, el honor, lacorrupción, etc., algo inherente al ser humano de cualquier épocapero que, en la remota en la que se desarrolla la acción, eranasuntos que se dirimían a espada y sangre. Este ejercicio cali-gráfico al que me refería antes es premeditado: «el estilo visual»,decía Yimou sobre su película, «está inspirado en las técnicascon pincel de tinta de la pintura china. Siempre he querido ex-perimentar con este estilo único». De ahí su consciente elecciónde toda la gama de colores grises, blancos y negros, en unascomposiciones (con lluvia constante) que nos remiten a los tra-zos del pincel.En resumen, como escribe Raquel Moreno en Expansión: «Som-bra, otro maravilloso cuento chino de Zhang Yimou».