Sesión número 1417. Título original: Il villaggio di cartone. Director: Ermanno Olmi (2011). Nacionalidad: Italia. Productor: Luigi Musini. Guion: Ermanno Olmi. Fotografía: Fabio Olmi. Diseño de producción: Giuseppe Pirrotta. Música: Sofi a Gubaidulina. Montaje: Paolo Cottignola
Actores: Michael Lonsdale (sacerdote), Rutger Hauer (sacristán), Massimo De Francovich (doctor), Alessandro Haber, Irma Pino Viney (Magdahà), Fátima Alì (Fátima) Duración: 87 minutos Versión original con subtítulos en español
Un anciano sacerdote observa, con impotencia, la desacralización de su parroquia, que tiene que cerrar las puertas a causa de la ausencia de fi eles y de las desavenencias con el sacristán. Una noche, un grupo de inmigrantes clandestinos procedentes del norte de África se refugian dentro de la iglesia, ya desmantelada. El sacerdote decide concederles asilo y protegerlos..
El nombre de Ermanno Olmi (Bérgamo, 1931) se encuentra arraigado en los recuerdos de los buenos cinéfi los por su activa participación en los movimientos culturales que dieron forma a la cultura de los años 60 del siglo XX, aquella época que habría de derivar hacia una profundísima renovación de las circunstancias sociales y políticas de nuestro mundo, lastrado hasta entonces por el recuerdo de la guerra mundial y la permanencia de la guerra fría. Nacido en el seno de una familia campesina y profundamente católica, quedó huérfano de niño (su padre murió en la ) y no terminó sus estudios secundarios instalándose en donde se matriculó en la Academia de Arte Dramático para seguir los cursos de recitado. Mientras estudiaba, entró a trabajar en la empresa EdisonVolta (donde ya estaba empleada su madre). Olmi rodará para EdisonVolta más de cuarenta documentales entre 1953 y 1961 en los que se puede palpar la sensibilidad social que habría de ser característica de la cinematografía del joven director. En 1969 estrena su primer largometraje, I tempo si è fermato, un cuadro que parece enraizado con el ya por entonces decadente neorrealismo, por su emotivo retrato de personas humildes vinculada con un entorno natural. En esa línea, dos años después realiza su primer gran éxito, al menos para la crítica, El empleo, con un tema que hoy nos parecería tremendamente actual: dos jóvenes a la busca de su primer trabajo. La película ganó el gran premio en el Festival de Venecia. A continuación, consolidó su posición como primera fi gura de la cinematografía italiana con la que muchos críticos consideran como la obra más importante y bella del periodo, El árbol de los zuecos (1978), con la que ganó el gran premio del festival de Cannes y el César francés a la mejor película europea del año. Más tarde se trasladó de Milán a Asiago y posteriormente, en 1982, a , donde fundó la Escuela de Cine «Ipotesi Cinema », mientras realizaba trabajos menores, documentales y anuncios para TV hasta que una grave enfermedad le obligó a permanecer una larga temporada de retiro, de la que regresó en 1988 para ganar el León de Oro en Venecia con La leyenda del santo bebedor, única película suya de esta última etapa que ha llegado a España, mientras que el resto de su fi lmografía, que comprende una docena de títulos más (E venne un uomo, Racconti di Giovanni amori, La circostanza, Cammina, Cammina, etc.) o se desconoce o ha circulado por circuitos restringidos. Hasta ahora, en que Il villaggio di Cartone nos permite recuperar a esta muy interesante personalidad para comprobar que cincuenta años después de su debut, sigue fi el a sus más fi rmes principios: el catolicismo, como doctrina asumida desde una posición crítica y exigente y el delicado sentimiento con que se acerca a los personajes más humildes del entorno social.