En los últimos tiempos es habitual que nos lleguen películas que analizan y exponen cuestiones derivadas de los no siempre fáciles procesos de integración entre comunidades de diferente cultura. Observamos que, por regla general, los emigrantes no consiguen relacionarse fácilmente con el lugar que eligen para vivir y trabajar, buscando el modo de continuar manteniendo sus costumbres e idioma. Otra cosa muy diferente es la de los hijos, los que nacen, se crían, crecen y estudian en el lugar de acogida, con la pretensión clarísima de llegar a formar parte de manera íntegra de esa nueva sociedad, en la que ya no se consideran extraños. Esta es la situación que nos plantea El viaje de Nisha, dirigida por Iram Haq, que sabe muy bien de lo que se trata, pues ella misma es de origen paquistaní, pero nacida en Noruega, de manera que el personaje protagonista de la película, la joven Nisha, viene a ser un fiel trasunto de la personalidad de la directora. Nisha vive en el seno de una familia tradicional, cuyos principios son muy rigurosos en todo lo que tiene que ver con la mujer, destinada tradicionalmente al matrimonio concertado, un esquema del que la muchacha intentará escapar, viviendo hacia fuera de acuerdo con las costumbres y libertades de la sociedad occidental. El problema llegará cuando el padre descubra que la dócil Nisha familiar es otra muy diferente cuando sale a la calle. El viaje de Nisha tiene una duración de 107 minutos y se proyecta este miércoles, 20 de marzo, en la sesión programada por el Cineclub Chaplin a las 17, 19,30 y 22 horas en la Sala Cinco de Multicines Odeón Cuenca.