Los juegos futuristas siempre han encontrado cabida en un medio tan proclive a la imaginación (argumental y visual) como el cine, donde realidad y fantasía pueden coexistir sin ningún problema. El repertorio es amplísimo y ahora se enriquece con una perspectiva insólita, de las que pueden hacernos pensar y a lo mejor preocuparnos si valoramos la posibilidad de un mundo en el que todo puede ser posible. Como, por ejemplo, que la imagen personal, scaneada, sea utilizada libremente por otros, al menos durante un tiempo limitado. Eso es lo que sucede con la protagonista de El Congreso, la excelente actriz Robin Wrigth, necesitada de dinero, por lo que alquila su imagen, eso sí, inalterable, en una especie de Dorian Grey permanentemente joven, para ser utilizada en películas en las que ella no va a participar de manera real. Dirige el trabajo el israeli Ari Folman, autor de la multipremiada Vals con Bashir. Siguiendo aquella pauta, entre imágenes reales y otras virtuales, da forma a esta nueva invención que podrá verse en el Cine Club Chaplin el miércoles, 4 de marzo, a las 17, 19,30 y 22 horas, en la Sala Cinco de Multicines Odeón Cuenca. Previamente se proyectará un cortometraje.