Director: Fernando Trueba (2012). Director. Productor: Fernando Trueba. Guion: Fernando Trueba y Jean-Claude Carrière.
Fotografía: Daniel Vilar. Técnica: Normal, Blanco y negro. Dirección artística: Pilar Revuelta. Montaje: Marta Velasco
Actores: Jean Rochefort (Marc Cros), Aida Folch (Mercè), Claudia Cardinale (Léa), Chus Lampreave (María), Götz Otto (Werner), Christian Sinniger (Emile), Martin Gamet (Pierre), Mateo Deluz (Henri)
Duración: 104 minutos
Un viejo escultor de fama, cansado de la vida y de la locura de los hombres, reencuentra, gracias a la llegada de una joven española escapada de un campo de refugiados, el deseo de volver a trabajar y esculpir su última obra, en la Francia ocupada de 1943. Mientras trabajan, la modelo y el artista hablan con sencillez y cercanía de todo lo que les rodea.
Llega por quinta vez Fernando Trueba (Madrid, 1955) a la pantalla del Cine-Club, por donde ya pasaron El sueño del mono loco, Calle 54, El milagro de Candeal y El baile de la victoria. Y lo hace con una película novedosa, rompedora, en blanco y negro, en un estilo fascinante. Trueba cursó estudios de Filosofía y Cine en la universidad Complutense. Crítico de cine en El País y Guía del Ocio, fundó la revista Casablanca, de corta pero intensa vida en el género cinematográfico. Empezó a rodar cortos a mediados de los setenta, rodando su primera película como director en 1980. A partir de ese momento comenzó a definir una línea estética y expresiva muy determinada, encajada dentro de la comedia, para la que se muestra especialmente dotado con sutiles dotes de observación e ironía, casi siempre en torno a cuestiones vinculadas con las relaciones amorosas y personales. En 1999 accedió a la presidencia de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Con Belle époque ganó el oscar a la mejor película extranjera de 1992 tras haber obtenido tres Goyas el mismo año. Cinco años después, en 1998, consiguió otros cinco Goyas por La niña de tus ojos. Medalla de oro a las Bellas Artes (1997) a partir del año 2000 viene ensayando con notable éxito la fórmula del documental musical porque, para el director español, uno de los nombres punteros de la actual cinematografía nacional, la música ha sido siempre un elemento sustancial en el montaje final de sus obras, cuestión que siempre ha estado presente desde que debutó con Ópera prima (1980). Inquieto, a la búsqueda constante de nuevas fórmulas, en El artista y la modelo ha vuelto al blanco y negro para dar forma a una historia que tiene mucho de sentimental y que difícilmente podría entenderse sin la presencia del veteranísimo y excelente actor francés Jean Rochefort (Paris, 1930), ganador de seis César de interpretación (y uno más, al conjunto de su obra), con una fi lmografía tan extensa como imposible de reducir aquí a unos pocos títulos. Trueba segura que la suya es una película en la que los diálogos y los silencios marcan un ritmo diferente, el del tiempo necesario para contarla. Por eso, “tiene mucho de película de pura imagen” y sobre el trabajo de Rochefor comenta: “Es un tío que curra cada palabra. Es el actor más arriesgado con el que he trabajado. Se tira sin red. Hace tomas muy distintas, arriesga, experimenta, prueba cosas y, a veces, captas algo único que es como la vida. En una escena en la que él no estaba muy contento con el diálogo, le hice improvisar mucho y conseguimos lo que queríamos. Es muy notable en un actor. Y sobre todo a su edad. Nos hemos reído mucho en el rodaje”. Y una nota sobre la escultura que aparece en la película, “Armonía”, una obra de Aristide Maillol que se encuentra en la propia tumba del artista.