La cineasta Agnès Varda (Bruselas, 1928) es uno de los nombres míticos del cine contemporáneo, donde ocupa un papel relevante como integrante de aquel movimiento cultural irrepetible que fue la Nouvelle Vague francesa, que en los años 60 y 70 del pasado siglo revolucionó por completo el sentido del cine, mediante un cambio profundo de las ideas y las técnicas aplicadas.
Entre Godard, Truffaut, Malle, Rohmer y tantos otros directores ilustres de aquel movimiento, ella fue la única mujer. Debutó en 1955 y cinco años más tarde su película Cléo de 5 a 7 la elevó a los primeros puestos del reconocimiento público y crítico.
Nunca ha dejado de trabajar y ahora, cuando tiene 90 años, se ha embarcado en una aventura singular: recorrer Francia acompañada del fotógrafo profesional J.R. para, a través de un viaje extraordinario y sorprendente por pueblos perdidos, buscar y encontrar lo que nadie quiere ver, de manera que yendo al azar, de acá para allá, han conseguido elaborar un admirable fresco de considerable viveza y realidad sobre un país que, como todos, parece quedar envuelto por los oropeles de lo superfluo mientras la verdad permanece oculta.
Galardonada con un óscar honorífico por toda su obra y con un premio Donostia por el mismo concepto, el cine de Vardà aparece aquí fresco y libre. Como ha sido ella desde su primera película.
Caras y lugares tiene una duración de 94 minutos y la proyectará el Cineclub Chaplin este miércoles, 31 de octubre, en versión original con subtítulos en español a las 17, 19,30 y 22 horas en la Sala Cinco de Multicines Odeón Cuenca.