Título original: To the Wonder. Nacionalidad: Estados Unidos. Director: Terrence Malick (2012). Productores: Sarah Green
y Nicolas Gonda. Guion: Terrence Malick. Fotografía: Emmanuel Lubezki. Diseño de producción: Jack Fisk. Música: Hanan Townshend. Montaje: A.J. Edwards, Keith Fraase, Shane Hazen, Christopher Roldan y Mark Yoshikawa. Actores: Ben Affl eck (Neil), Olga Kurylenko (Marina), Rachel McAdams (Jane), Javier Bardem (padre Quintana), Charles Baker
Duración: 113 minutos
Versión original con subtítulos en español
Neil, un aspirante a escritor, se debate entre dos mujeres, Marina, una joven madre europea que se traslada a Estados Unidos y Jane, una vieja amiga con la que inicia una relación; el triángulo le desconcierta, pero el cura Quintana está dispuesto a ayudarle.
Hijo de un ejecutivo fi nanciero, Terrence Malik (Ottawa, Illinois, 1942) arrastra una pesada carga personal: sus dos hermanos murieron en trágicas circunstancias, uno en accidente de coche y el otro en un suicidio en España. Estudió Filosofía en Harvard y Oxford, trabajó en las revistas Life y Newsweek y en el diario The New Yorker (y también tuvo una experiencia como trabajador agrícola); tras rodar un cortometraje, ingresó en el American Film Institute. Su trabajo en el cine se inició en el departamento de guiones, participando en la escritura de Drive, He Said y Harry el sucio. En 1974 dirigió su primer largometraje, Malas tierras,
al que ha seguido una fi lmografía muy espaciada y siempre impactante en el espectador: Días del cielo (1978), El nuevo mundo (2006), El árbol de la vida (2011). Auténtico esteta de la imagen, a la que trata con mimo y sumo cuidado, las obras de Malick nunca dejan indiferente aunque en ocasiones puedan irritar o, cuando menos, sorprender.
Tanto su vida personal como su actividad artística están marcadas por una aureola de hombre misterioso y excéntrico. Los actores que han intervenido en el rodaje de esta película explican su desconcierto ante la forma de trabajar de Malick: les mostró obras clásicas de todo tipo de artes, como el cine, la música, la pintura o la literatura para meterles en la mente de sus personajes. Javier Bardem, por ejemplo, tuvo que entrevistarse con curas y presos para compartir con ellos las complejas historias de sus vidas. Como en la mayoría de los filmes de Malick, el lugar en que se desarrolla la acción alcanza también protagonismo propio. En este caso, eligió una pequeña localidad de Oklahoma, Bartlesville, donde se sintieron encantados recibiendo a todo el equipo y compartiendo con ellos el tiempo de rodaje.