Título original: Kiseki. Nacionalidad: Japón. Director: Hirokazu Kore-eda (2011). Guion: Hirokazu Kore-eda. Fotografía: Yutaka Yamazaki. Diseño de producción: Keiko Mitsumatsu. Música: Quruli. Montaje: Hirokazu Kore-eda..
Actores: Koki Maeda (Koichi Osako), Ohshirô Maeda (Ryunosuke), Nene Ohtsuka (Nozomi), Joe Odagiri (Kenji), Kirin Kiki (Hideko), Isao Hashizume (Shukichi), Yui Natsukawa (Kyoto), Masami Nagasawa (Srta. Sachi), Yoshio Harada (Wataru), Hiroshi Abe (Sr. Mamoru).
Duración: 126 minutos. Versión original con subtítulos en español
Premio al mejor guión en el festival de San Sebastián
El día que se inaugure la nueva línea Kyushu, el “shinkansen” Tsubame irá hacia el sur desde Hakata, y el Sakura irá hacia el norte desde Kagoshima. Dicen que basta con estar ahí en el momento en que los dos trenes se crucen para que un deseo se haga realidad y a ese sueño se aferra Koichi, de 12 años, que quiere reencontrarse con su hermano pequeño, alejado de él a causa del divorcio de sus padres.
Quienes tengan buena memoria seguramente recordarán con auténtico placer las dos películas que hemos visto ya en el Cine Club de Hirozaku Kore-eda: Still walking (02-12-2009) y Air Doll (10-11-2010), que ya en sus respectivos momentos, tras las proyecciones, suscitaron comentarios muy elogiosos de nuestros socios. Emoción que sin duda podremos renovar ahora, ante esta nueva propuesta de quien es, con toda probabilidad, el director más interesante de cuantos trabajan en el país nipón. Tras conseguir en 1987 la licenciatura en la facultad de Literatura de la universidad de Waseda, Hirozaku Kore-eda (Tokio, 1987) empezó a trabajar para TV Man Union, importante productora japonesa, para la que dirigió numerosos documentales que obtuvieron premios en festivales internacionales. Con su primer largometraje, Maborosi (1995), ganó la Osella de Oro en el festival de Venecia lo que le abrió camino para que su segunda película pudiera verse en el mercado europeo. Después de varias películas situadas en época contemporánea, en 2006 dirigió la primera (y hasta ahora única) ambientada en época histórica, Hana.
Inicialmente, la idea de Kiseki surge de un encargo para ambientar una historia en la línea ferroviaria de Kyushu, inaugurada en marzo de 2011, si bien los productores no querían en forma alguna una película promocional o publicitaria sino un relato que pudiera llegar a todo tipo de público con el propósito de implicarlos en el ambiente del tren. Así concibió entonces Kore-eda esta historia en la que sublima algunas de las características esenciales de su cine, como el poder de la familia y la fuerza de la inocencia infantil. De hecho, la puesta en escena ha sido concebida básicamente a partir de las miradas de los dos niños distanciados físicamente por el divorcio de sus padres. “Cuando filmo a niños empiezo a ver la sociedad a través de sus ojos, de su existencia”, afirma el director, que realiza un auténtico ejercicio de estilismo siguiendo a los protagonistas, los hermanos Maeda, un verdadero hallazgo de expresividad, elegidos a través de un casting y a los que Kore-eda ha rodeado de algunos de sus actores favoritos, entre ellos la veterana Kirin Kiki. En una época en que el cine de sentimientos parece haber perdido importancia, arrastrado por otros en que prima la violencia, el arrebato y la presión social, una película como Kiseki parece ser un auténtico milagro, como el que los niños esperan a través del tren.