Título original: Colpo d’occhio. Nacionalidad: Italia. Director: Sergio Rubini (2008). Producción: Marco Chimenz, Giovanni Stabilini y Riccardo Tozzi. Guion: Carla Cavalluzzi, Angelo Pasquini y Sergio Rubini. Fotografía: VladanRadovic. Diseño de producción: Luca Gobbi. Música: Pino Donaggio. Montaje: Girogio Franchini. Actores: Sergio Rubini (Lulli), Riccardo Scamarcio (Adrián), Vittoria Puccini (Gloria), Flavio Parenti (Claudio), Cristina Serafini (doctora), Paola Barale (Manuela)
Duración: 110 minutos
Versión original con subtítulos en español.
Lulli es un famoso crítico de arte. Su novia se llama Gloria, y es la joven y preciosa hija de un amigo suyo fallecido. Gloria decide repentinamente dejar a Lulli por Adrián, un artista atormentado en búsqueda de su gran triunfo. Cuando Lulli se entera, decide marcarse un único objetivo: destrozarle la vida a Adrián. Para ello trazará un diabólico plan que nos descubrirá hasta qué punto podemos manipular a otra persona.
Sergio Rubini (Grumo Appula, Italia, 1959) ha sido actor antesde tomar la decisión de pasar a dirigir películas. Desde muy joven mostró esa orientación, trasladándose a Roma para estudiar interpretación. Después de algunos papeles en el teatro debutó en el cine con el largometraje Figlio mio infi nitamente, en 1985. Como director firmó su primera película en 1990: La stazione, a la que han seguido La bionda (1993), Prestazione straordinaria (1994), Il viaggio della sposa (1997), Tutto l’amore che c’e (2000), L’anima gemella(2001), L’amore ritorna (2004), La terra (2006) y L’uomo Nero(2009), casi todas ellas desconocidas en España donde, sin embargo, la que hoy nos ocupa, Miradas de amor, ha tenido una satisfactoriaacogida del público y el reconocimiento de la crítica.
Como se puede deducir del resumen argumental, la trama no es especialmente novedosa, pues se mueve en torno a un tema eterno, el amor y el desamor con la consecuente formación de un trío de intereses aunque, en este caso, uno de los elementos del triángulo decide actuar sin contemplaciones contra el rival, por lo que se ha podido escribir que “lo que hace de esta producción una obra diferentey meritoria de mención (y de ser vista también) es el hecho de presentarlo bajo el paraguas del arte, que siempre reviste todos los temas de elegancia y los carga de profundidad y delicadeza”. Nada que ver, desde luego, con títulos muy conocidos en los últimos años, como Manuale d’amore (en la que, por cierto, actúa el propio Rubini) y otros, de cualquier nacionalidad, presentados bajo tintes de romanticismo más o menos dulzón. Por el contrario, estas Miradas de amor (título español que, por cierto, no tiene nada que ver con el original italiano, mucho más directoy punzante) vienen envueltas en una fuerte carga de dramatismo que incluso no elude la presentación de acciones violentas, porque así es la reacción del humillado Lulli cuando conoce el abandono de su querida novia Gloria, más atraída por la personalidaddel artista que por la del crítico. Estamos, pues, ante un auténtico drama, aunque en ocasiones aparezcan leves toques de humor, en el que inicialmente los personajes quieren aparentar ser lo que no son o lo que las circunstancias del relato van a hacer que aparezcan. Todo ello, desde luego, es muy italiano, porque la cinematografíade ese país puede ofrecer, seguramente como ninguna, un amplísimo listado de películas en torno al amor, sus derivacionesy sus problemas.
Sergio Rubini ha alcanzado ya una gran madurezcomo realizador y eso se aprecia en la seguridad con que lleva adelante el desarrollo de la trama, con evidente ritmo dinámico que ayuda a compensar cualquier desliz mental del espectador. Probablemente, Miradas de amor no pasará a la historia de las mejores películas del cine pero sí encontrará un hueco de razonable importancia en el conjunto por la forma en que se desarrollala variedad de intereses contrapuestos que los tres protagonistasvan a poner en juego para llevar adelante cada uno sus propios objetivos. Eso sí, en torno al amor.