Nacionalidad: Argentina, España. Director: Pablo Trapero (2012). Producción: Alejandro Cacetta, Pablo Trapero, Juan Gordon, Juan Vera y Juan Pablo Galli. Guion: Pablo Trapero. Fotografía: Guillermo Nieto. Dirección artística: Juan Pedro Gaspar. Música: Michael Nyman. Montaje: Pablo Trapero y Nacho Ruiz Capillas
Actores: Ricardo Darín (Julián), Jérémie Rénier (Nicolás), Martina Gusman (Luciana). Guion: Alejandro Fadel, Martín Mauregui, Santiago Mitre y Pablo Trapero. Duración: 110 minutos
Los curas Julián y Nicolás, con experiencias acumuladas en varios trabajos en Centroamérica, se asientan en una barriada de Buenos Aires para desarrollar su apostolado y labor social. Allí conocen a Luciana, una asistenta social, con quien lucharán contra la corrupción, un mal endémico de la zona, actividad que suscitará el encono de la jerarquía eclesiástica y de los poderes gubernamentales y policiales.
Del argentino Pablo Trapero (San Justo, 1971) tuvimos ocasión de conocer un primer trabajo, El Bonaerense, en la sesión del cine club del 12-11-2003 y ya entonces tuvimos ocasión de conocer la forma directa, sin concesiones, con que afrontaba desde posiciones muy críticas algunas cuestiones que forman parte de la naturaleza diaria en su país natal. De hecho, la afición de Trapero por contar historias que tienen que ver con la injusticia social se encuentra de manifiesto en toda su obra: Mundo grúa (1999), la ya citada El bonaerense (2002), Familia rodante (2004), Leonera (2008) y Carancho (2010) a la que ahora se une Elefante blanco que aporta, además, una siempre interesante visión sobre la existencia de otra iglesia, u otro tipo de iglesia, bien diferente a la que tenemos al alcance de la mano, en lo que representa de implicación directa en la problemática cotidiana de los seres humanos y en las aportaciones que los sacerdotes pueden hacer para resolver problemas y plantar cara a situaciones conflictivas. “Lo que se ve en la película -dice Trapero- es que hay mucha más gente de la que imaginamos y conocemos que está metida de lleno en un trabajo que, a largo plazo, puede traer un poco de alivio en los problemas cotidianos de los vecinos de estos barrios”. Los dos curas protagonistas representan generaciones diferentes e incluso posiciones doctrinales un tanto dispares. Julián (Ricardo Darín) es más veterano, procedente de la generación que estuvo muy implicada con los movimientos revolucionarios americanos de mediado el siglo anterior; Nicolás (Jérémie Reiner) viene de viajar por el mundo participando en misiones humanitarias. Ambos confluirán en esta barriada de Buenos Aires, con sus propias actitudes personales en cuanto a la forma de ejercer el compromiso en el que los dos creen, actividad en la que contarán con el apoyo cómplice de Luciana (la actriz Martina Gusman, esposa de Trapero) quien aporta su propia visión de lo que sucede en el film: “Nos muestra la fe religiosa pero también la fe del compromiso en el trabajo del día a día y del compromiso con la política. Al mismo tiempo, es una historia de amor hacia su trabajo, al prójimo, hacia los vecinos y entre los personajes”. Con estos mimbres surge Elefante blanco, proyectada durante el último festival de Cannes en la sección “Una cierta mirada” y que nos trae hasta este rincón europeo un poco del aroma conflictivo que se vive al otro lado del mar, allá donde la señora viuda de Kirchner ejerce su peculiar manera de entender el poder y la democracia.