Título original: Le Havre. Nacionalidad: Finlandia, Francia, Noruega. Director: Aki Kaurismäki (2011). Productores: Aki Kaurismäki, Fabienne Vonier y Reinhard Brunding. Guion: Aki Kaurismäki. Fotografía: Timo Salminen. Diseño de producción: Wouter Zoon. Montaje: Timo Linnasalo Actores: André Wilms (Marcel Marx), Kati Outinen (Arletty), Jean-Pierre Darrousin (Monet), Blondin Miguel (Idrissa), Elina Salo (Claire), Evelyne Didi (Yvette) Duración: 93 minutos Versión original con subtítulos en español. Premio de la Fipresci en el festival de Cannes
Marcel Marx, escritor y conocido bohemio, se ha autoexiliado en la ciudad de El Havre, donde siente que está más cerca de la gente después de adoptar el honrado oficio de limpiabotas. Ha enterrado el sueño de convertirse en un reconocido autor y vive felizmente dentro de un triángulo compuesto por su bar preferido, su trabajo y su esposa Arletty. El destino está dispuesto a alterar ese pacífico panorama, cuando un chico africano aparezca en el lugar.
Con sobradas razones, nuestra sociedad está altamente sensibilizada con todo lo que tiene que ver sobre el tema emigración. Este país nuestro ha sido tradicionalmente generador de emigrantes, en los últimos años nos hemos convertido en receptor y, por necesidades más recientes, volvemos a enviar (sobre todo jóvenes) a otros países mejor preparados. Como es natural, no faltan tampoco quienes rechazan la presencia de personas llegadas de otras latitudes, forma de ver las cosas que también encaja en la naturaleza compleja de esa situación. A ella se acerca el ya veterano Aki Kaurismäki y lo hace con su honestidad habitual y, esto sí que es nuevo, con cierta dosis de humor. Guionista, montador, productor pero, sobre todo, director, Kaurismäki (Orimattila, Finlandia, 1957) trabajó junto a su hermano Mika en algunas películas, antes de distanciar de manera defi nitiva sus trayectorias, consecuencia lógica de disponer ambos de dos estilos cinematográficos muy diferentes.
El del director que hoy nos ocupa, y que hemos tenido ocasión de conocer varias veces en nuestro cineclub (la última en el año 2003, con Un hombre sin pasado), se caracteriza por su vocación hacia el intimismo, a través de historias muy concentradas en situaciones en las que se ven atrapados personajes poco comunicativos, con tendencia al pesimismo no exento de un cierto humor negro. Conocido entre nosotros a partir de La chica de la fábrica de cerillas (1989), otros títulos suyos proyectados en España han sido Contraté un asesino a sueldo (1990), La vida de bohemia (1992) y Nubes pasajeras (1996) además del ya citado, sin que los últimos años sus demás películas hayan llegado a nuestro país. Al explicar las circunstancias y características de la película, Kaurismäki alterna observaciones sobre el drama de la emigración con otras vinculadas al profundo cambio de estilo que aporta en este caso y lo hace no sin ironía: “Como este mundo es tan terrible, se me han quitado las ganas de seguir haciendo películas tristes” aunque, añade: “En el fondo me gusta la gente, pero sigo teniendo problemas con la humanidad”. El Havre, como se sabe, es un importantepuerto de la costa francesa, abierta al Atlántico y en la desembocadura del Sena, que aquí forma un amplio estuario por lo que realmente es un puerto marítimo-fluvial, todo ello con una amplia tradición marinera, sobre todo de carácter comercial. Un lugar muy apropiado para el trasiego de personas y, por supuesto, para la emigración y los emigrantes, cuestión sobre la que el director finlandés es rotundo y concreto: “Desde el punto de vistade Europa, no hay más remedio que seguir con este juego de ping-pong: los inmigrantes llegan, son repatriados, y luego vuelven a venir, o nuevos inmigrantes ocupan su lugar. Tiene su lógica: si media África llega a un continente devastado por el paro, no habrá trabajo para nadie. Pero no debemos olvidar que si África está como está, es por culpa de la avaricia del colonialismo europeo, que levantó fronteras arbitrarias en sus países, generando conflictos que siguen vigentes hoy en día”.