Título original: Jodaeiye Nader az Simin. Nacionalidad: Irán.
Director: Asghar Farhadi (2010). Producción: Asghar Farhadi Films. Guión: Asghar Farhadi. Fotografía: Mahmuoud Kalari. Dirección artística: Keyvan Moghaddam. Música: Sattar Oraki. Montaje: Hayedeh Safiyari.
Actores: Peyman Moaadi (Nader), Leila Hatami (Simin), Sareh Bayat (Razieh), Shahab Hosseini (Hodjat), Sarina Farhadi (Termeh), Merila Zere’i (Miss Ghahraii)
Duración: 123 minutos
Versión original con subtítulos en español.
Nader y Simin son un matrimonio que, junto a su hija Termeh, deciden abandonar Iran en busca de una vida mejor. Cuando todo está casi preparado él se echa atrás por temor a abandonar a su padre, a quien le han diagnosticado Alzheimer. Ella, disgustada, decide pedir el divorcio y, al no serle concedido, se muda a vivir con sus padres. Las cosas se complicarán cuando Nader, quien se queda con la niña, decida contratar a una mujer embarazada para ayudarle con el cuidado de su padre.
El cine iraní nos ha sorprendido en los últimos años con varias películas de evidente interés, alguna quizá discutida por venir acompañada de un ritmo narrativo no muy ajustado a los gustos occidentales, pero ello no impide poder valorar el considerable esfuerzo que la cinematografía de aquel país está realizando, en un ambiente no exento de dificultades, como cualquier per- sona medianamente informada puede suponer, porque no es el régimen político de los ayatollah el más propicio para facilitar un sistema expresivo que pueda contar la libertad como componente esencial. Superando (o al menos, sorteando) esas dificulta des, bastantes cineastas iraníes han conseguido hacernos llegar propuestas ciertamente interesantes, que han conseguido despertar el reconocimiento occidental no sólo a través de numero- sos premios en festivales internacionales sino también mediante la simpatía del público, si no mayoritaria, sí a través de circuitos como este de los cineclubs.
Este exordio inicial al comentario tiene un buen reflejo en la película que hoy nos llega, cuya estructura argumental está arraigada en una situación de evidente modernidad con unas secuelas que nos van a hablar de la realidad de aquel país, seguramente el más potente y avanzado de cuantos forman el conflictivo puzzle de Oriente Medio. Porque tomando como punto de partida una situación universal- el divorcio, la separación de una pareja- lo que hace Farhadi es introducir todo un mecanismo informativo sobre la actual situación del régimen iraní y sus considerables deficiencias para poder adaptarse a la problemática de los hechos contemporáneos. Y lo hace de una manera bastante libre, dentro de los condicionamientos (volvemos a señalar este factor, imposible de olvidar cuando se habla de ese país). Porque Nader y Simin se aman, están a gusto en su convivencia matrimonial y deciden emigrar a otro lugar, en busca de mejores posibilidades; cuando ese proyecto se frustra, por una circunstancia imprevista (la enferme- dad irreparable del padre del hombre) surge la necesidad de buscar una separación y ello provocará nuevas dificultades burocráticas y administrativas.
Las cosas se irán complicando por diversas circunstancias de manera que a lo ya dicho habrá que añadir la intervención judicial, de manera que se va creando un marasmo de situaciones que manejan a los personajes como si fueran muñecos indefensos ante un muro de incomprensiones. El director de esta densa historia, Asghar Farhadi (Khomein Sh- ahr, 1972) es graduado en Teatro, con un master en Dirección por la Universidad de Teherán y otro por la Universidad Tar- biat Modarres. Realizó varios cortometrajes en 8 y 16 mm. desde el Centro de Jóvenes Cineastas de Isfahan y varias series de TV, además de escribir varios guiones, antes de afrontar la tarea de director, debutando con Raghs dar ghobar (2003) a la que siguie- ron Sha-re ziba (2004), Chaharshanbe-soori (2006, con la que ganó un premio en el festival de Chicago) y Darbarey Elly (2009, oso de plata al mejor director en el festival de Berlín).